“HUMANIDAD” на російській мові

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Cantaban sobre el viaje de Soth a Istar, resuelto a salvar a la humanidad aunque él mismo pereciera.

Junto a la desbordante humanidad de Rexach, el sicario parecía diminuto.

La negra abrió la puerta y tuvo que entrar de costado para que su enorme humanidad consiguiera colarse a través del estrecho vano sin dejarse parte de los pechos o el gigantesco trasero en el quicio.

La humanidad se ha multiplicado y condensado tanto que las leyes del átomo empiezan a gobernarla.

—Quizás anteponer todavía, de modo burgués, los sentimientos a la idea colectiva de la humanidad.

Para Aurelia Perdomo aquel había constituido el más bello ejemplo de solidaridad de que hubiera tenido nunca noticias, y pasó semanas insistiendo a sus hijos, y a quien quisiera oírle, que si todo el mundo imitara el ejemplo que La Graciosa venía dando desde los más remotos tiempos, la mayoría de los problemas de la humanidad desaparecerían, aunque para Yaiza, con diez aсos, lo inolvidable de aquellos días había sido correr con otros niсos por la inmensa Playa de las Conchas, bucear en los nuevos, desconocidos, y ricos fondos del Canal que las separaba de la isla grande, y atiborrarse de pasteles, sandías e higos secos, en una de las más alegres y maravillosas fiestas de que guardara memoria.

—Que tenga la humanidad de no desembarcar a los supervivientes en zona nacional.

Mario Zambrano se había puesto en pie trayendo de la terraza un inmenso sillón de mimbre de alto respaldo que era el único lugar de la casa en el que la portentosa humanidad de la negra podía acomodarse.

Mítines en tabernas abarrotadas de humo y sudor, obreros corriendo bajo fuego de ametralladoras, camaradas torturados, muertos en vida o muertos de verdad, para que las bestias de camisas negras, azules o pardas supieran que la humanidad no estaba vencida, que la lucha no se interrumpiría, pues era la lucha final.

Lillith parecía una joven sensata y ahí estaba ahora, hablando del servicio a dioses que habían abandonado a la humanidad tres siglos atrás.

A la paz y a la sencillez; a la simple, aunque deliciosa comida; a la hermosura de los servicios, con sus cantos de amor y adoración; a las palabras conmovedoras del «Maestro», que apelaba a todo lo mejor y más sublime de la humanidad.